24 junio 2013

Yadú

En mi opinión hubo dos épocas importantes que marcaron el florecimiento del movimiento mágico argentino.

La primera de ellas ocurrió en la década de 1930, y quien marcó el liderazgo fue Alejandro Miroli “Alex Mir”. El segundo gran impulso ocurrió en los años 50 y 60 del siglo XX.

En este último tiempo es cuando se destacó Héctor Bellucci, que fuera conocido como Yadú, y que previamente utilizara los nombres artísticos de Doynell y Príncipe Karma. Hábil artesano, Yadú fabricaba casi todas sus ilusiones, y exhibía su espectáculo con vestimentas, decorados y equipos al mejor estilo Hindú.

Con 6 toneladas de equipamiento, fue uno de los shows más espectaculares de aquellos tiempos. Trabajó en importantes teatros y también en circos.

Presentaba grandes ilusiones en forma de pasos de comedia, y había elaborado un acto en base a pompas de jabón, siendo probablemente el primer mago en desarrollar este tipo de efectos.

El sketch El Rata de Hotel, fue una de sus rutinas más festejadas. Se producían toda una serie de cambios y transposiciones entre los personajes, lo que resultaba muy divertido.

Ya retirado, atendía el negocio de magia de Lola, la viuda de Fu Manchú. Aquel hombre anciano, tenía un gran encanto y humildad. Tuve ocasión de conocerlo y hablar con él sobre fines de la década del 70, en aquel inolvidable negocio que fuera el Centro Mágico Fu Manchú.

Show y Colección de Yadú

Hace ya un tiempo hemos rescatado mucho equipamiento del espectáculo de Yadú, su carpeta y su cuaderno de anotaciones, croquis, descripciones y explicaciones de sus rutinas, afiches, y muchas fotografías y negativos.

Gracias a esa información, casi estamos seguros que el primer nombre que utilizó como mago en 1929, fue Ze-Nes-Kinn, The Royal Magician, hecho que desconocía personalmente hasta el momento de leer la documentación encontrada.

Es una buena oportunidad para compartir con aquellos que no conocieron a Yadú, y tengan así al menos la posibilidad de ver algunas piezas de su excelente espectáculo.

Lamentablemente por razones de espacio disponible para el almacenaje, y ante la imposibilidad de colocar todos los elementos como un conjunto entre los interesados dentro del ámbito de la magia, esta colección está pasando en forma parcial a manos de coleccionistas, anticuarios y decoradores no relacionados con nuestro arte.

He aquí algunos de los elementos de la colección y fotografías del show en las cuales se ha realizado un montaje mostrando algunas de las piezas recuperadas.  

Abanicos Jumbo de producción








Zapatones utilizados en su graciosa rutina del hombre ahorcado y estirado
Algunos equipos para producir burbujas
Producción lamparitas de la boca, mesa y tapiz al óleo
Yadú con su partenaire Laksmi
Pequeño Autómata escribiente
Uno de las 8 pinturas al óleo que adornaban el hall de los teatros donde se presentaba
Yadú con su amigo el genial Fu Manchú
Cierre del show con burbujas. Sobre la derecha al final de chaleco blanco , puede verse al mago Zergio Taján, gran Maestro y Amigo, conocido también como el "negro Zergio"

30 mayo 2013

Fu Manchú, y De cómo la magia fue abandonada por la fotografía

Illusion Show no es un libro donde se expliquen secretos de magia, todo lo contrario, trata sobre la biografía de David Bamberg, que se hiciera famoso como Fu Manchú, pero por ello no deja de ser atrapante, a punto tal, que muchos magos lo consideran como su libro de cabecera.

En uno de los tantos relatos que se comentan a lo largo de las cuatro centenas de páginas del libro, aparece una anécdota que llamó mi atención. En realidad todo el libro atrajo mi curiosidad, pero alguna información complementaria que encontré sobre el tema, me impulsó a compartir esta historia.

Uno de los tantos tours en los cuales Fu paseó su espectáculo por innumerables lugares - especialmente de América Latina-, comenzó en la agonía del primer trimestre del año 1951, luego de una temporada exitosa en el Teatro Smart de Buenos Aires.

Las primeras presentaciones del show se realizaron en algunas provincias de Argentina, pasando después a Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, previendo llegar a México para reafirmar sus éxitos de los años 40 en aquel país.

Pero no alcanzó ni siquiera a América Central. Aproximadamente en febrero de 1953 al llegar a Colombia, algo ocurrió.

Como en una de sus metamorfosis, su obsesión por la magia, se transformó en otra manía: la fotografía color.

Mientras experimentaba tomando fotos publicitarias y de su vestuario, su entusiasmo fue creciendo, y comenzó a desarrollar la técnica del revelado color, utilizando procedimientos de avanzada. Un nuevo proceso de fotografía color de la Compañía Kodak fue lo que lo deslumbró; no era fácil el método: colorantes en matrices de gelatina, transferencia de tintes y colores, baños químicos complicados, y otras menudencias, fueron lo que acapararon poderosamente la atención de Fu.

Se agregaba el hecho que en Medellín la temperatura media era de 21ºC, punto ideal para el trabajo en los baños de revelado, y completando lo anterior que terminó por convencerlo, el hecho que el mercado de la fotografía color, poco desarrollado en Colombia, prometía ser un excelente negocio.

Todo el combo era casi perfecto, pero faltaba un detalle más que sumaba a las ventajas anteriores. Desde hacía más de 25 años llevaba una vida nómade; era tiempo de tomarse un respiro con la magia y dedicarse a otra actividad.

La decisión no fue fácil, cada uno de los miembros del elenco fue enviado a su respectiva ciudad de origen, y acompañado solo con Khelmis, su joven y bella ayudante, y su representante, montaron un laboratorio color.

Pero en unos pocos meses, problemas con el negocio, su personalidad de trotamundos, pero por sobre todo el imán del arte de la magia, hicieron volver las cosas a su justo punto, máxime cuando un empresario mexicano no creyendo en su alejamiento de la magia, le ofreció un contrato para volver a los escenarios, por lo que rápidamente se deshizo de todo el equipamiento Kodak.

Como no podía con su genio, el tiempo libre que le dejaba el trabajo de las fotos, lo había utilizado para generar nuevas ideas.

En esos meses, Fu retomó un intercambio de correspondencia con Dariel Fitzkee, el recordado mago y escritor, autor entre otros de tres importantes libros conocidos como la Trilogía Mágica.

Fu había comenzado el contacto algunos años antes, expresando en sus primeras cartas su admiración por los escritos de Dariel, y pidiendo consejos respecto de un guión para una comedia musical basada en efectos mágicos.

Quizás lo frenético de las giras hicieron que se interrumpiera la comunicación, pero probablemente la “pausa mágica” auto impuesta en favor de la fotografía, hicieron que el intercambio epistolar comenzara nuevamente.

A mediados del 53, Fu comentó a Fitzkee acerca de su dedicación a la fotografía, y la oportunidad que le brindó aquel paréntesis. Aparte de despejarle el cerebro, le había servido para varias cosas: el aprendizaje de una nueva profesión, el conocimiento de un nuevo arte, la composición del color, y el poder armar un interesante conjunto de material publicitario para exhibir en el lobby de los teatros.

Además, el intermedio le sirvió para tomarse un descanso de la magia, generando algo de dinero para no morirse de hambre. Entre los comentarios, aprovechó la ocasión para comentar sus proyectos acerca de combinar magia con música, canciones y danza.

Aquel intercambio sirvió para la creación de uno de los éxitos de su carrera: La Hija de Satán.

Otro detalle que aporta a este tema, es otra carta que enviara Fu desde Colombia al mago argentino Yadú, amigo suyo que debutara con un grandioso espectáculo en el teatro Odeón de Buenos Aires pocos meses antes. Después de la crítica al show y otros temas, comentaba acerca de sus estudios sobre la fotografía color, lo que le había permitido preparar una colección de 120 transparencias. 

Hace un par de años, tuve oportunidad de presentar una charla sobre Fu Manchú en la Conferencia de Historiadores y Coleccionistas de Chicago, en la cual incluí algunas de esas transparencias tomadas casi 60 años antes, y que estoy adjuntando aquí. El apreciado amigo Piuman fue quien me facilitó el material. Vuelvo a agradecer a Lalo su importante y desinteresado aporte. 



















Volviendo a los dichos de Fu Manchú acerca de dedicarse a la fotografía, seguramente ya se había esparcido la noticia, porque por la misma fecha, ya transcurrida la mitad del año 1953, en una nota enviada a la revista Magic Monthly de Hugard, Okito desmentía los rumores que su hijo David había abandonado la magia.

La decisión volvió para atrás en cuestión de un par de meses. Era una carga muy pesada el legado de seis generaciones de magos, para abandonar el arte de la magia de esa manera.

Cerrando la historia: en Septiembre de 1953, Fu Manchú debutaba en el Teatro Esperanza Iris de México con su nuevo y espectacular show: La hija de Satán.

Todo volvía a la normalidad.

Quizás el título de este escrito ha sido algo exagerado, pero aunque por poco tiempo, fue verdad.



22 mayo 2013

Dos maestros: Li - Ho - Chang y Okito

A mediados de 1926, dos grandes magos coincidieron en los escenarios de la ciudad de Rosario, Argentina.

Li Ho Chang (años más tarde Chang) por un lado, y Okito por otro, eran los dos maestros de la magia que competían en los mismos días por un público ávido de magia. Ambos presentaban actos de estilo chino, pero curiosamente ninguno de ellos era oriental. Li Ho Chang había nacido en Panamá, y Okito proveniente de familia holandesa, era 6ª generación de magos.

Lo interesante del caso, era que las salas donde se presentaban, distaban entre sí escasos 400 metros.

Veamos la previa.

Entre 1923 y 1925, Okito estaba recorriendo Europa, y de acuerdo a sus propias palabras, con un show de ilusiones de mayor éxito, y sin perder un solo día de función. Eran 37 minutos de espectáculo, que según el artista, el público literalmente “se comía” desde el comienzo al fin.

El primer viaje del mago Holandés a Sudamérica, había tenido lugar en 1919, en ocasión de un prolongado tour por Uruguay, Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Brasil, y Colombia.

En su segunda visita al sur del continente americano en 1926, Okito dejaba tras de sí fatigosas presentaciones en importantes ciudades europeas como Londres, París y otras, junto a su hijo David (de nombre artístico Syko en aquel tiempo, y luego famoso como Fú Manchú).

La otra mitad que completa esta historia, es el mago panameño Li Ho Chang, quien más tarde pasaría a ser simplemente Chang.

Es probable que tantos nombres y sus posteriores modificaciones puedan confundir a quienes no están familiarizados con la historia de la magia, pero fue la realidad. 
Hay magos que cambiaron sus nombres artísticos más de 7 veces. 
Crisis de identidad tal vez…?.

Dejando de lado el chascarrillo tonto y volviendo a nuestra historia, Li Ho Chang venía bajando desde el norte de Brasil con un éxito arrollador. Varios magos cuyos recorridos coincidían con el del panameño sufrían las consecuencias de su éxito. El público se repartía, aunque no proporcionalmente, y acudía en masa a ver a Chang.

En el Rosario de 1926, los espectáculos presentados por ambos magos eran bien diferentes.

El Gran Cine Varieté Rosario plantado en el centro de la ciudad, era un amplio recinto donde actuaban los principales artistas de variedades de la época. Las presentaciones tenían lugar en el intermedio de películas, debido a lo cual el tiempo disponible no superaba los 40 minutos.
En las Secciones de Familiar y Noche de mediados de mayo, se anunciaba al celebrado y misterioso personaje japonés, el Mandarín Okito, descendiente de 6 generaciones de magos y Plus Ultra de las atracciones. Toda la China desconocida y tenebrosa revelada por Okito,  $ 200.000 en vestuario. Un espectáculo de misterio.

Artista de primer orden y muy meticuloso en todos los detalles, Okito tenía un show atrayente. Su obra maestra y probablemente su efecto favorito, era sin duda la bola flotante, una ilusión maravillosa, donde una esfera de 30 cm de diámetro se desplazaba en el espacio escénico bajo la influencia del mago. 

Otras de sus rutinas eran el papel roto y recompuesto, la Pesca aérea, donde pequeños pececitos aparecían en un anzuelo colocado en el extremo de una larga caña de pesca, la producción de bowls llenos de agua, y producciones diversas, todo ello ocurriendo en las propias narices de los espectadores.

Los dos shows del Mandarín, se presentaban entre los films Carlitos en las termas, interpretada por el genial Chaplin, Una noche morrocotuda por el comediante Jimmy Aubrey, y Una granja en la azotea actuada por Lee Moran.

Como decía al inicio, a escasos 400 metros, la contracara de esta historia, Li Ho Chang publicitado como célebre ilusionista chino, con su gran espectáculo fantástico de magia moderna y oriental, hacía su debut en el Teatro Colón, hermosa y espaciosa sala, donde también se representaban espectáculos operísticos.

Se trataba de otro espacio escénico, que ofrecía la posibilidad de un espectáculo con producción más elaborada. 

Contrastando con las salas, la propaganda de Okito fue mucho más profusa.

La Primera Sección del espectáculo de Li Ho Chang, incluía los siguientes efectos e ilusiones: El Palacio encantado, Una noche en Pekín, La Caja de la muerte, seguía la Segunda Sección en la que presentaba La Caja clavada, Cuentas matemáticas, El Gabinete de los espíritus. En la última parte uno de los efectos que más impactaba en el público era El fusilamiento de una señorita. Finalizaba con el macabro baile de los esqueletos sobre las cabezas de los espectadores.
El fusilamiento de una señorita, uno de las más sensacionales efectos de la época, y que no debe confundirse con la ilusión conocida como la detención de la bala, consistía en que el mago disparaba un proyectil marcado e identificado, a través del cuerpo de una ayudante, incrustándose sobre un blanco colocado detrás de la chica. Para que no quedaran dudas que se traba de misma bala la que salía del fusil y que impactaba sobre el blanco, el proyectil tenía adherida una brillosa cinta, la cual, después del disparo podía verse que atravesaba claramente el cuerpo de la chica y continuaba hasta el blanco.

Ambos magos conquistaron desde el primer momento la simpatía y ovación de la numerosa concurrencia que asistió a ambas salas.

Fiel a su costumbre, Li Ho Chang destinaba la función más temprana de los días domingos al público infantil, con prioridad para los niños desvalidos del Hogar del Huérfano, causa por la cual fue muy querido y recordado en Rosario. Agregado a lo anterior, su humildad y carisma, lo convirtieron en uno de los magos preferidos de nuestra ciudad.

Okito volvería a Argentina por última vez en 1932, oportunidad en que se presentó junto con su hijo David (ya como Fu Manchú), en el espectáculo llamado “Okito presenta a Fú Manchú”. Durante 6 meses recorrieron localidades del interior del país, pasando luego a Brasil, desde donde Okito retornó a Europa.

Por su lado el panameño Li Ho Chang, volvería en varias oportunidades a Argentina y por supuesto a Rosario, donde fue muy recordado, aún hasta la actualidad.

12 marzo 2013

El Jugador de ajedrez, film de 1927

Ya transcurrida la primera mitad del año 1927, los cinematógrafos de la ciudad de Rosario, publicitaban dos propuestas bien distintas, pero relacionadas con la magia.

Por un lado la visita del mago inglés Lewis Davenport, aquel excelente manipulador de bolas y dedales, con su rutina de producción de pañuelos, dentro de la cual incluía efectos con un futbolista y un balón de football.

El mago que junto con su esposa, se anunciaban como “Los Monarcas de la magia”, actuaron en un espectáculo de variedades del Cine Varieté Rosario, donde alternaban con otros artistas y en los intermedios de proyección de filmes. La presentación fue un éxito.

A menos de 200 metros, con gran despliegue de propaganda se exhibía en otro cinematógrafo, el Cine Córdoba, el film más extraordinario del año  “El Jugador de ajedrez”, producida por la Société des Grands Films Historiques de Francia.

Afiche de la película con la imagen de Edith Jehanne, la heroina
 Uno de los valores destacados de la película, era que para aquella superproducción francesa del cine mudo, se había compuesto especialmente una bella y novedosa pieza musical, para ser ejecutada a gran orquesta acompañada con coros durante su exhibición. Henri Rabaud, también autor de la ópera Marouf  , era el compositor, que daba el compás y la armonía oportunas a las escenas. Con sólidos antecedentes, Rabaud había sido Director del Conservatorio de París, y también de la orquesta de la Ópera.

Previa a la exhibición, los numerosos ensayos realizados, demostraban una perfecta unidad de conjunto de los veinte profesores que formaban la orquesta con los coros. Para completar la función, un prólogo cantado formaba parte de aquel coral.

Un argumento original, y suntuosas escenografías históricas, formaban parte de la costosa producción.

La trama, basada en una novela de Henri Dupuy Mazuel, una mezcla de historia épica y fantasía, y que significó un logro cinematográfico de la época, se inspiró en una historia real: el Turco Jugador de ajedrez, autómata inventado por Wolfgang Von Kempelen, tema del que ya hemos hablado en este blog

La acción transcurre en 1776, durante el reinado de Catalina La Grande en Rusia, cuando Polonia estaba bajo el dominio de los rusos. El drama propone la rebelión polaca, en el momento en que su ejército estaba siendo masacrado por los rusos.

El barón Von Kempelen, talentoso ingeniero y célebre por sus ideas libertarias, ayuda en la lucha poniendo a disposición de los polacos uno de sus autómatas, el famoso e invencible Turco jugador de ajedrez, que juega un papel importante en la historia, dado que servirá para ocultar a Vorouski, uno de los cabecillas de los insurrectos.

Fotograma del film, Von Kempelen y el Turco
El tema es que durante una partida entre la Zarina y el turco, y a pesar de las trampas de juego urdidas por la Emperatriz, el díscolo autómata comete una osadía irreverente: vence en la partida a Catalina, quien ofendida por considerar una falta de galantería hacia la autoridad de la Emperatriz tal triunfo, ordena nada menos, que fusilar al imperturbable turco.

Me detengo aquí en la trama, para no develar el desenlace del film, por si alguno de los visitantes del blog se siente interesado en disfrutar la película.

Para la realización de la versión cinematográfica del Director Raymond Bernard, se debió reconstruir el frente del Palacio de Invierno de la Emperatriz rusa, trabajo que realizó un arquitecto decorador de renombre en Europa: Jean Perrier, que se ocupó de la Dirección de Arte del film. Durante 45 días, más de 200 obreros, trabajaron en los moldes, y el fabuloso castillo fue levantado sobre un terreno de 5000 metros cuadrados.

Los intérpretes, desconocidos para nosotros, pero los más famosos y consagrados de la escena muda en aquellos tiempos fueron entre otros Charles Dullin quien encarna a Von Kempelen, Pierre Blanchar en el papel de Boleslas Vorowski (o Worowsky), y Edith Jehanne la heroína. El negativo original fue tomado por los alemanes durante la ocupación de Francia en la II Guerra mundial, y fue encontrado posteriormente en archivos de Berlín oriental. El film fue restaurado por varios especialistas y coleccionistas, al igual que la partitura original.

General Nicolaieff  interpretado por Camille Bert

Actriz Jacky Monnier
 Remito a un link de una breve escena del film, donde se ve a Von Kempelen presentando al turco.

Hay también una serie de la televisión francesa Les évasions célèbres con un capítulo llamado Le Joueur d’echecs dedicado al tema.

Volviendo ahora a la historia real del autómata, mucho se escribió sobre el turco, su secreto, y sus operadores, algunos más verídicos, otros, pura ficción. Por ejemplo la partida de ajedrez fue con la Emperatriz María Teresa de Austria, y no con Catalina La Grande.

Al respecto, recomiendo enfáticamente la lectura de “La sangre de turco”, una novela mezcla de historia y ficción, con un delicioso relato, que nos regala la fina pluma y el profundo conocimiento de nuestro arte del escritor y periodista español Ramón Mayrata. Un libro atrapante sobre autómatas y sobre el turco.

Lo cierto es que a la muerte de Von Kemplelen, el autómata pasó por muchas manos (Anthon, Nepomuk Maelzel, Mitchell), y sus operadores fueron varios, todos ellos expertos ajedrecistas: Vorowski, Jacques Mouret, Johann Allgaier, Bouncourt, Alexandre, “Le Petit Juif”, Williams Lewis, Peter Unger, y otros varios.

Según los historiadores, un tal Schlumberger, uno de los más renombrados que manejó el turco en la época de Maelzel, le gustaba “empinar el codo”, y su físico, no precisamente esbelto, le trajo algunos inconvenientes por el reducido espacio de que disponía dentro del autómata. Schumberger murió de fiebre amarilla en Cuba, durante la gira del turco.

En 1840, y después de una fatigosa gira que abarcó alrededor de 70 años, 400 dólares hicieron que el agotado autómata tomara unas vacaciones, y fuera a reposar al Museo Chino de Filadelfia.

En el merecido descanso, y olvidado en un rincón entre otros valiosos objetos, un voraz incendio terminó con la vida del Turco en 1857.
 

01 febrero 2013

Magos sin visión

Cuando nos referimos a discapacitados, en realidad que queremos significar: ¿discapacitados para cumplir funciones?, ¿discapacitados para la vida?, ¿discapacitados para los sentimientos?, …..

Cada uno debe tener su propia respuesta, y yo por supuesto tengo la mía.

Comentan en algunos foros: “imagina como seria tu vida si no pudieras ver, o no pudieras oir, o no pudieras hablar”……. 

La respuesta está en la observación de como consiguen comunicarse esas personas con el medio que los rodea, sea la naturaleza, los objetos o las personas.

Los “normalitos”, muchas veces tenemos serios problemas para conseguir la comunicación, y eso que pensamos que estamos al 100%.

Cierta vez, un especialista me comento una experiencia que consistía en distribuir objetos y animalitos entre niños con visión normal y ciegos, y cada uno debía describir lo que tenía en sus manos.Mientras los chicos videntes daban características físicas que podían percibirse visualmente, los niños ciegos, incluían otros detalles donde contaban texturas, olores, sonidos, temperaturas, el peso y su desbalance, etc., o sea que la explicación pasaba por otro sentido que la vista.

Comento brevemente con dos ejemplos el caso de algunos artistas presentando una rutina, 1) “aquí tengo dos pañuelos”, y por supuesto el público está viendo dos pañuelos. Es necesaria esa aclaración ¿acaso los espectadores no están observando el detalle?; 2) el artista va a buscar un pañuelo u otro objeto al bolsillo, y si no mira donde va la mano, le cuesta encontrar lo que busca. No podría ir la mano directamente al lugar indicado sin necesidad de seguir con la vista ?

Hoy toca el turno a los magos con visión disminuida o sin visión, ejemplos que nos muestran como un obstáculo se convierte en un desarrollo.

La pregunta que surge de inmediato es: Como puede ser que la magia, un arte puramente visual, donde los colores, las expresiones, las reacciones de los espectadores, las posiciones de los elementos, y otras tantas cosas juegan un papel importante, pueda ser ejecutada por un ilusionista que no puede ver nada de lo que estoy mencionando ?

El mago argentino Willy Tidona, escribió Proyecto Mara, excelente libro que plantea el desafío, y enseña a hacer magia frente a un auditorio de personas ciegas o disminuidos visuales, muy valorable por cierto, un aporte valioso, pero este es un caso distinto al objetivo de este escrito.

Aunque no sea específicamente lo que planteo, pero quizás más cerca de lo aquí propuesto, es el caso del mago chileno Juan Esteban Varela, quien ha llevado a la práctica un proyecto más que original: Magia en la oscuridad. Juan realiza el espectáculo con todo el público vendado, incluido el mago, y con las luces apagadas.

Hay muchos más, pero aquí van algunos pocos ejemplos de este tipo de increíbles artistas, varios de ellos con más de 40 años presentando magia. Efectos tales como apariciones de palomas, cartomagia, bolas que flotan en el aire, bolas y cubiletes, globo atravesado por una aguja, pañuelo quemado y recompuesto, y decenas de juegos forman parte de su repertorio. Varios de ellos son o han sido ayudados por sus familiares más directos, hasta sus nietos, y otros se complementan con partenaires también privados de la visión. Las edades van de 16 a 80 años, y la mayoría de ellos asegura que no hay efecto que su ceguera le impida hacer.

Es cierto, y ellos mismos lo reconocen: a veces se le caen algunos objetos, y en otras ocasiones les cuesta ubicarse en el espacio, y necesitan alguna referencia, pero para que decir más,…….creo que palabras huelgan.

George Kirkland, es cronológicamente el primer mago que he podido encontrar. Ciego de nacimiento, nació en Glasglow, Escocia, y llevó la magia a ferias y muchas ciudades de su nación. Escribió un ensayo biográfico de pocas hojas, acerca de sus andanzas. Según su propia afirmación era el único mago ciego en el mundo. Lo podemos ubicar a fines de 1800 y principios de 1900.

Profesor Wittig, en la segunda década de 1900. Lo ayudaba en sus presentaciones una ayudante parcialmente privada de la vista. Realizó giras de costa a costa de Estados Unidos.

Ed Thompson, en los años 30 realizaba escapes a la Houdini, y totalmente ciego en 1960, seguía haciendo escapes de manera profesional. La magia lo ayudó a mantener en alto su espíritu durante los años de oscuridad.

Elmer Huber Skippy, quien después de perder la vista a fines de la década del 40 aprendió magia, y presentaba los pompones, escape de esposas (aclaro por las dudas: al decir esposas, no me refiero a la mujer, sino a aquellos dispositivos con que la policía amarra a los presos), multiplicación de billetes, etc.

Richard Turner, a quien los magos conocemos muy bien, quien sufre de degeneración de la retina, es un experto en técnicas cartomagicas. Una de sus características es la posibilidad de manipular cartas con una mano y monedas con la otra. Suele practicar 14 horas diarias, y se ayuda con ejercicios mentales, que le ayudan a hacer cosas distintas al mismo tiempo con sus manos, como por ejemplo dibujar una estrella con una mano y un círculo con la otra al mismo tiempo.

Hyrum Smith Shumway, quien durante la II Guerra mundial quedo totalmente ciego, pero eso no impidió que a posteriori pudiera presentar su magia con mucha emoción. Quería transmitir la idea de que una persona ciega podía lograr casi cualquier cosa que una persona vidente pudiera. Fue uno de los relevos portadores de la antorcha de los Juegos Olímpicos, cuando pasó por su ciudad. Lo interesante era la cuota de humor que imponía a sus presentaciones, como por ejemplo cuando le pedía al espectador que tomara una carta de la baraja, o que escribiera algo en una pizarra, aclarándole que cerraría sus ojos y daría vuelta su cara para no ver lo que el espectador hacía. Trabajaba a menudo con efectos de mentalismo y con cuerdas, y cosa curiosa, también practicaba el origami, y además era músico.

 Los videos y las páginas web de los magos que siguen, me eximen de todo comentario.
Amazing  Jeffo

Amazing Jeffo, quien habla de su ceguera utilizando un Coloring Book, ha escrito un libro donde en la portada hace gala de un humor original, y su trabajo se puede apreciar en La bolsa y el huevo para niños, y en el Detector de mentiras para adultos

Chad Allen, con una excelente rutina de manipulación de pelotitas, y Gary Haun, escritor de un libro sobre el tema, y Brent Gifford "El Gran blindini" (en inglés blind = ciego), y pueden seguir los nombres ..……

Ya más cerca de nuestra región, Garabed Natalino Jange "Najan", de San Pablo, Brasil, que trabajaba en reuniones de beneficencia, y acerca de quien el recordado Enio Finochi me hablara alguna vez, fue mago aficionado y de profesión Cirujano dentista. En la década del 70 fue el Director de la publicación “O Coelhinho Mágico” (El conejito mágico), de la cual recibí algunos ejemplares en aquellos años.

Sea este entonces un homenaje a estos increíbles artistas que interpretan la alegría de la magia, y comparten sus ganas de vivir en cada una de sus presentaciones, pero por sobre todo: nos dan una lección de vida.

“La gente puede aprender que un hombre ciego no es un genio, pero tampoco es un idiota. El tiene una mente que puede ser educada, y una mano que puede ser entrenada; tiene ambiciones las cuales pueden ser realizadas, y el trabajo de la gente es ayudarlo a que pueda ser el mejor por sí mismo, y pueda ganar méritos a través de su trabajo”.   Hellen Keller (autora, activista y oradora estadounidense, sorda y ciega)