03 noviembre 2009

Como se “inventa” un efecto mágico

Habemos muchos que no tenemos capacidad suficiente como para inventar un nuevo juego de magia, pero en cambio para otros, la creatividad es algo así como una rutina.

Desconozco cual es el mecanismo para “llamar” las nuevas ideas, pero es probable que no funcione en todos los casos de la misma manera.

Mucho se ha escrito acerca de cual ha sido el disparador para la creación de nuevos efectos, pero solo como muestra, bastaran dos ejemplos de un famoso mago inglés de principios del siglo XX, los que indicaran como fueron desarrolladas dos ilusiones muy conocidas de aquel tiempo, una de las cuales sigue siendo presentada por los grandes magos de hoy día.

David Devant: inventor, Henry Bate: mecánico – El problema de Diógenes

Poco antes que el gran David Devant conociera a Henry Bate, este habilidoso mecánico y constructor de ilusiones, había inventado un efecto, en el cual, un pañuelo desaparecido, reaparecía dentro de un pequeño tubo de bronce, el cual había sido sellado con papel en ambos extremos.

A Devant le encantó la idea, pero como el tamaño del aparato era muy pequeño, le pidió a Bate que pensara el mismo efecto, pero fabricado a escala tal, que pudiera ser presentado en un escenario.Fue así como nació la ilusión conocida como “El problema de Diógenes”.

La inspiración de Devant contribuyó con el argumento, y su presentación resultó todo un éxito.

Seguramente la aparición del pañuelo, nada tenía que ver con el método usado para la aparición de Diógenes, pero el disparador en este caso, fue la necesidad de crear un efecto de escenario, partiendo de una magia de cerca.

El efecto consistía en que se mostraba un barril vacío, sin tapa ni fondo, y sus extremos eran tapados con papeles marcados por el mismo público, a fin de demostrar que los papeles eran los originales y no habían sido cambiados.

Una lámpara se introducía dentro del barril, y su iluminación interior, reforzaba la idea que seguía vacío.

Al instante, una sombra aparecía en el interior, y rompiendo el papel salía del barril, el encorvado personaje del filósofo Diógenes, ya anciano, acariciando su larga barba, y con su vestimenta de pordiosero, rememorando la anécdota de su encuentro con Alejandro Magno.

Aunque muchos magos presentaron esta ilusión, Devant insistía que las copias no eran buenas, porque ninguna de ellas usaba el “método original”, por lo cual la mejor parte del efecto, según él, nunca había sido reproducida.

Esta fue una de las pocas ilusiones que Devant nunca explicó, ni siquiera en sus propios libros.

En un artículo que Bate escribió en 1924, el constructor recordaba que este efecto tuvo un solo error: en una oportunidad, el asistente que representaba el papel de Diógenes, en un descuido totalmente inexplicable, perdió su peluca y su barba durante la aparición, y en lugar del “viejo” filósofo, hizo su aparición un hombre joven de fresco semblante.

Probablemente el más impactado por tal aparición, debe haber sido el mismísimo Devant, que era quien presentaba la ilusión.

La desaparición del motorista con su máquina - Biff

El segundo de los casos, es la ilusión llamada Biff.

Conversando con un aficionado escocés, Devant le mencionó que estaría dispuesto a gratificar cualquier idea fresca para incluir en su show.

Recibida la propuesta, el mismo Devant encontraría la manera de realizar el juego. En otras palabras, solo pedía que le propusieran un efecto, no solicitaba el secreto o la resolución.

Al día siguiente, aquel aficionado escocés, le sugirió la desaparición en escena de una moto en marcha junto a su conductor.

Luego de pensar algunos minutos, el mago inglés aceptó y pagó 10 libras por la idea. Una gran suma en aquella época.

Aquí la base, era partir de alguna idea interesante, sin importar su método de resolución, el cual sería desarrollado a posteriori.

Meses después de recibida la idea, en diciembre de 1913, Devant presentó una nueva ilusión: "BIFF", la que consistía en mostrar una gran caja vacía, donde entraba una motocicleta en funcionamiento con su conductor.

Se levantaba todo el aparataje mediante alambres, quedando todo suspendido en el aire.

El mago con un equipo desintegrador que llamaban D.D. Rays (Drastically Disolving Rays ), apuntaba hacia la caja. Los rayos cumplían su objetivo, y todo el maderamen se deshacía cayendo en pedazos al piso.

Ni rastros de la motocicleta, ni de su conductor, y todo por el enorme poder de aquel rayo mágico invisible.

En la década del 70, el genio mágico canadiense Doug Henning, presentó este efecto, con el ingrediente importante, que en el momento de la destruccion de la caja suspendida con la consiguiente desaparición, el conductor y su moto reaparecían entre el público, y en el medio del estudio donde se realizaba aquel especial de televisión.

No podía quedar fuera de esto David Copperfield, quien desde hace muchos años también realiza el mismo juego. Muchos magos siguen presentando hoy día esta desaparición.

Acusación de Plagio

Aunque tanto Devant como Bate fueron artistas que tuvieron una producción importante, hay documentación con algunas acusaciones muy duras para con estos creativos.

En 1907, dos magos también ingleses, Julián Wylie y Oswald Williams, acusaron a David Devant y a Henry Bate, de apropiarse de una idea que no era de ellos.

Según los damnificados Wylie y Williams, ambos le habían comentado a Bate una idea sobre una nueva ilusión, que consistía en la transformación de un huevo ordinario a uno gigante, de donde luego aparecía una dama.

Parece ser que Bate no guardó reserva alguna, y se la comunicó a Devant.

Al poco tiempo, la dupla Devant – Bate, presentaron en Viena “su nueva ilusión” que llamaron El desayuno gigante: Una cara gigante con forma de huevo, era dibujada sobre un papel en un marco suspendido en el aire.

Repentinamente se rompía el papel, y aparecía un huevo gigante, del cual surgía luego una hermosa señorita, vestida de pollo, o mejor de “gallina”.

Hubo una seria disputa entre los cuatro involucrados, con duros cruces de cartas a través del Circulo Mágico de Londres, pero aquel litigio nunca fue resuelto, y quedaremos con la duda, hasta que algún estudioso del tema, arroje luz sobre el particular.

Referente al asunto de las invenciones, ha habido muchos pleitos, y hechos comprobados, en que artistas importantes, han comprado o copiado ideas, que luego han vendido como de su propia cosecha.

Esto por supuesto también es otra manera de inventar efectos mágicos, ¿ o no ?

1 comentario:

  1. Muy buen trabajo, me ha sorprendido gratamente! de donde sacas tanta informacion?? un saludo

    javieronjimez@hotmail.com

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Gracias por tus comentarios.